29 de enero de 2006

Fabuloso tren!!

Salí de casa como siempre, con la maleta traqueteando estrepitosa por la acera y el tiempo justo para llegar a la estación.

1. Siniestro Total. O tren (Andrés do Barro cover).

Llego como siempre, sin aliento y sobrándome tiempo de revisar una y otra vez que estoy en el tren, el vagón y el asiento que me corresponde, es una obsesión, un temor, más bien. Quizás un día deba subirme sin mirar y dejar que el meneíto me lleve donde el destino diga que me corresponde.

2. The Cure. Jumping someone else's train.

Mi primer viaje en tren fue cuando tenía unos ocho años, en el 79 calculo, es decir antes de que algunos de los que escucháis hubieseis nacido. Destino: Donosti-San Sebastian. Distancia: casi 800 Km. Salimos en el tren de la tarde y llegamos al día siguiente por la mañana. Era verano, los campos de Castilla parecían mares de trigo maduro y amarillo. El trantrán del tren y tanto amarillo me mareó.

3. Johnny Burnette. Train kept a-rollin'.

Los vagones tenían compartimentos de creo que ocho plazas, íbamos mis padres, mi hermano mayor, un matrimonio y si no me falla la memoria sus dos hijos (niño y niña). Aproximadamente doce años después repetí el viaje solo. No estoy seguro si fue en esa ida o en otro viaje, pero fue en Talgo y sin compartimentos, que conversé con una chica francesa; yo no sabía (ni sé) francés y ella apenas sabía español, así que nos entendimos como pudimos, en inglés y con imaginación. La conversación surgió por Jorge Semprún, escritor español, ex-ministro de cultura, bastante conocido en Francia por escribir en francés, y que sobrevivió a un campo de concentración nazi en la II Guerra Mundial. A mi me acababan de regalar un libro suyo y ella estaba leyendo otro, por eso el conversar. No me acuerdo como se llamaba ella, ni mantuvimos contacto después, en aquel tiempo no existían ni correos-e, ni telefonías móviles...

4. Sergio Endrigo. Il treno del sud.

Antes me pasaba más, ahora ya no, quizás perdí romanticismo o me he vuelto más realista, no lo sé, pero antes, cuando me subía al tren y me sentaba, estaba ansioso por saber quien se sentaría a mi lado, y si sería la mujer-de-mi-vida.

5. Dana Gillespie & Mojo Blues Band. Choo Choo Ch'boogie.

No, no, no perdí el romanticismo, ahora soy mucho más audaz en mis fantasías, imagino que ella me vendrá a recibir a la estación, sin yo haberla avisado...

6. Boitezuleika. Espero-te Na Estação (Comboio).

A la vuelta de aquel segundo viaje a Donosti, en el compartimento había un matrimonio y su hija adolescente, y otro hombre con un niño pequeño. Todos venían de Francia. El que viajaba con su hijo era argentino, y hablando-hablando descubrí que conocía a Pablo Alejos, mi profesor de dibujo (el que me había regalado el libro de Semprún, La Montaña Blanca) que había pasado la mitad de su vida (hasta entonces) en América. En un principio dudé si me estaría engañando, porque cuando le pedí que me dijese cómo se llamaba para contárselo a Pablo, se excusó con que no se acordaría de él, que habían pasado muchos años. Pero me dió pistas que luego hablando con mi profesor confirmaron que me dijo la verdad. Es curioso lo que te puedes encontrar en un tren, no?

7. Andrew Sisters. Chattanooga Choo Choo.

8. Eels. P.S. You rock my world. (petición de Ike)

9. Django Reinhardt & Stephan Grapelli. Mistery Pacific.

Hay ciudades y pueblos que nacieron y se vertebraron gracias a que el tren pasó por allí, pero también las hay que se murieron porque el tren dejó de pasar.

10. The Monkies. Last train to Clarksville.

A veces el tren es una huida, otras una esperanza, una aventura, la posibilidad de conocer gente, la voluntad de ignorarla... El tren está cargado de historias; una por pasajero. A mi me gusta imaginarlas, o intuirlas, me fijo en los rostros, en los equipajes; porque en los trenes los equipajes están a la vista, no es como en el avión o en el autobús, y los equipajes te hablan, te dicen cuanto tiempo esperan pasar en el destino, si es un trayecto habitual y más corto, si van o si vuelven, si el viaje empieza en aquella estación o vienen ya de otro sitio, si van a hacer turismo o a visitar a la familia.

11. Pappo's Blues. El tren de la hora 16.

Una vez, el año pasado, le cambié el asiento a una señora mayor para que pudiera sentarse junto a su marido. Podría parecer una buena acción del día, pero confieso que lo hice para no ir sentado al lado de ella: la personas mayores me hacen sentir incómodo en los viajes, son en general cascarrabias, y aquellos señores lo eran, estaban hablando mal del que les vendió los asientos separados (apenas por 50 cm. de pasillo, nada más), que si no se enteraba de nada... en lugar de pensar que se lo vendieron así porque no había más plazas, e intentar cambiarse con alguien (como yo les ofrecí)... creo que hay que preocuparse más de buscar las soluciones que de gastar las energías en quejas estériles.

12. Los Suaves. Viene el tren.

Al cambiarme de asiento coincidí con una mujer de unos 40 años, quizás alguno más, pero no mucho. Era sobriamente atractiva, quizás porque viajaba con una sonrisa en los labios. Cuando arrancó el tren salimos orientados hacia atrás, de espaldas al avance del tren. Me preguntó si sería así todo el trayecto, porque no le gustaba viajar de espaldas; y la tranquilicé diciéndole que a mitad de camino había un cambio de vía y seguiríamos ya de frente. Hablamos poco el resto del camino. De vez en cuando sacaba un cuaderno escrito a mano y leía un trozo. Luego lo dejaba en el revistero. Me llamó la atención porque parecía un diario, pero me daba más la sensación de que era algo así como un Libro de Horas (sin iluminar) o un breviario. Después del cambio de sentido nos pusimos a hablar. Era una persona interesante, un poco mística, con ganas de amar en el sentido más amplio. Me dijo que creía que algo en el mundo estaba cambiando, y que el futuro iba a ser más bondadoso, pero no lo dijo con ojos de loca, no, sino con mirada brillante de verdadera esperanza de que eso iba a ocurrir. Ojalá no se equivoque.

13. Franco Battiato. Los trenes de Tozeur.

En tren te vas o en tren llegas, o regresas; sí, es verdad que puedes hacerlo en otro medio de transporte más eficaz y moderno, como el avión, que para distancias largas es mucho mejor, pero para mi los trenes tienen el encanto de la vida sin prisa, de tener tiempo de recrearte en el paisaje... los túneles! Se me olvidaban los túneles... ese olor a carbonilla de antes, en aquellos mis primeros viajes... cuando te decían que cerraras los ojos para que no te entrase el polvillo negro; ahora es distinto, las ventanas están cerradas para evitar que se vaya el calor en invierno o el fresquito en verano... la verdad es que lo bonito de los trenes está en su pasado más que en su presente de altas velocidades; claro que si lo entendemos como medio de transporte en lugar de considerarlo parte del viaje, de la aventura, es mejor lo que hay ahora; por cierto: AVE a Galicia xa!!

14. Michelle Shocked. If love was a train.

Tengo siempre la sensación de que me quedan los programas incompletos, de que me gustaría decir más cosas de las que finalmente digo, de que perdí el tren o me bajé en una estación distinta a la mía, en fin, puede que otro día subamos a otro tren y vivamos nuevas aventuras. Ah, antes de nada os recomiendo que veáis la película de la BSO que nos acompañó en el viaje. Abraços e beijinhos e carinhos sem ter fim!! Me voy como el tren, pitando...

15. Zimbro. Apita o comboio.

Traqueteó de fondo la BSO de The Station Agent de Stephen Trask.

1 comentario:

  1. He vivido cerca de las vias
    y por eso sé
    que la tristeza y la alegría
    viajan en l mismo tren

    Fito & F

    ResponderEliminar